Pamela Jaime, Área de Educación en APROFA: “La pornografía es una fuente con la que muchas personas adquieren nociones acerca de la sexualidad”

Un informe elaborado por Save the Children reveló que el 30% de l@s adolescentes consume pornografía como único recurso para aprender sobre sexualidad.
“Los y las adolescentes ven pornografía por primera vez a los 12 años y casi 7 de cada 10 (el 68,2%) consumen estos contenidos sexuales de forma frecuente (lo han hecho en los últimos 30 días)”.
Así lo reveló el informe “(Des)información sexual: pornografía y adolescencia”, elaborado por Save the Children, con el objetivo de “conocer el consumo de contenidos sexuales entre la población adolescente y el impacto que estos tienen en sus relaciones y su desarrollo”.
Una de las cifras más relevantes informadas, es que para el 30% de los y las adolescentes encuestados, la pornografía es el único recurso para aprender sobre sexualidad y casi la mitad de las personas encuestadas echa en falta tener más información sobre cuestiones afectivo-sexuales.
Desde la Asociación Chilena de Protección a la Familia (APROFA), Pamela Jaime Elías, jefa del Área de Educación, indicó que “es un hecho que las juventudes se encuentran expuestas a diversos canales y vías de información en medios digitales, esa es una realidad. La pornografía constituye hoy en día una fuente desde la que muchas personas adquieren nociones acerca de la experiencia de la sexualidad”.
El estudio también señala que el 54,1% de los adolescentes, en su mayoría los hombres, cree que la pornografía da ideas para sus propias experiencias sexuales, al 54,9% le gustaría poner en práctica lo que ha visto y el 47,4% ha llevado alguna escena a la práctica.
En relación a este último punto, el 12,2% de los hombres lo ha hecho sin el consentimiento explícito de la pareja y sin que a esta le haya parecido bien, frente al 6,3% de las mujeres.
Por su parte, Pamela Jaime aseguró que “una mirada crítica de estos procesos nos permite comprender que llevar a la práctica lo visto en recursos que promueven la pornografía sin practicar habilidades para la vida como consentimiento, comunicación, negociación de métodos de barrera, entre otros, podría incurrir en prácticas que deriven en ITS, VIH o embarazos no deseados, en situaciones de violencia, en frustraciones y experiencias que no se constituyan como positivas en materia de sexualidad”.
Respecto al consentimiento agregó que “es una herramienta clave, desde los primeros años de vida, para experimentar vivencias agradables, democráticas, horizontales y deseadas. La construcción colectiva de la cultura del consentimiento es fundamental para el desarrollo de niñas, niños y jóvenes con capacidad para tomar decisiones en base a la información, el autocuidado, el respeto por el entorno y la búsqueda del bienestar personal y general”.
“Trabajar desde la EIS permite sostener miradas críticas en torno a los estereotipos y discriminaciones”
A raíz del estudio, Pamela Jaime indica que es necesario promover “la Educación Integral de la Sexualidad (EIS)” en Chile, ya que “corresponde a una apuesta en educación sexual, que se basa en planes de estudios y, mediante la comprensión de la sexualidad de manera amplia e integral, busca entregar información científicamente precisa, basada en evidencia, gradual, adecuada a las edades y etapas de desarrollo y culturalmente relevante”.
“Su relevancia en estos casos es que permite mediar entre las proyecciones que emergen del consumo de pornografía y las experiencias realistas en materia de sexualidad. Trabajar desde la EIS permite el desarrollo de vivencias que sostienen miradas críticas en torno a los estereotipos, las violencias, discriminaciones y abusos, entre otros tópicos que se pueden desprender de la pornografía”, añadió.